040 Los hijos ascendentes de Dios

Los escritos de Urantia en línea

Los escritos de Urantia
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PARTE I: EL UNIVERSO CENTRAL Y LOS SUPRAUNIVERSOS

000 Prólogo
001 El Padre Universal
002 La naturaleza de Dios
003 Los atributos de Dios
004 La relación de Dios con el universo
005 La relación individual de Dios con los mortales
006 El Hijo Eterno
007 La relación del Hijo Eterno con el universo
008 El Espíritu Infinito
009 La relación del Espíritu Infinito con el universo
010 La Trinidad del Paraíso
011 La Isla eterna del Paraíso
012 El universo de los universos
013 Las esferas sagradas del Paraíso
014 El universo central y divino
015 Los siete suprauniversos
016 Los siete espíritus mayores
017 Los siete grupos de espíritus supremos
018 Los seres personales supremos de la Trinidad
019 Seres correlacionados de origen en la Trinidad
020 Los hijos de Dios del Paraíso
021 Los hijos creadores del Paraíso
022 Los hijos de Dios trinitizados
023 Los mensajeros solitarios
024 Los seres personales superiores del Espíritu Infinito
025 Las multitudes de mensajeros del espacio
026 Los espíritus servidores del universo central
027 El ministerio de los supernafines primarios
028 Los espíritus servidores de los suprauniversos
029 Los directores de la potencia del universo
030 Los seres personales del gran universo
031 El colectivo final

PARTE II: EL UNIVERSO LOCAL

032 Evolución de los universos locales
033 La administración del universo local
034 El espíritu materno del universo local
035 Los hijos de Dios de los universos locales
036 Los portadores de vida
037 Los seres personales del universo local
038 Los espíritus servidores del universo local
039 Las multitudes seráficas
040 Los hijos ascendentes de Dios
041 Aspectos físicos del universo local
042 Energía, mente y materia
043 Las constelaciones
044 Los artesanos celestiales
045 La administración del sistema local
046 La sede del sistema local
047 Los siete mundos de las moradas
048 La vida morontial
049 Los mundos habitados
050 Los príncipes planetarios
051 Los adanes planetarios
052 Épocas planetarias de los mortales
053 La rebelión de Lucifer
054 Los problemas de la rebelión de Lucifer
055 Las esferas de luz y vida
056 La unidad universal

PARTE III: LA HISTORIA DE URANTIA

057 El origen de Urantia
058 Establecimiento de la vida en Urantia
059 La era de la vida marina en Urantia
060 Urantia durante la era de la vida terrestre primitiva
061 La era de los mamíferos en Urantia
062 Las razas precursoras del hombre primitivo
063 La primera familia humana
064 Las razas evolutivas de color
065 La acción directiva sobre la evolución
066 El príncipe planetario de Urantia
067 La rebelión planetaria
068 Los albores de la civilización
069 Instituciones humanas primitivas
070 Evolución del gobierno humano
071 El desarrollo del estado
072 El gobierno de un planeta vecino
073 El Jardín de Edén
074 Adán y Eva
075 La transgresión de Adán y de Eva
076 El segundo jardín
077 Las criaturas intermedias
078 La raza violeta después de los días de Adán
079 La expansión andita en Oriente
080 La expansión andita en Occidente
081 Desarrollo de la civilización moderna
082 Evolución del matrimonio
083 La institución del matrimonio
084 Matrimonio y vida familiar
085 Orígenes de la adoración
086 Evolución temprana de la religión
087 El culto a los espectros
088 Fetiches, amuletos y magia
089 Pecado, sacrificio y expiación
090 Chamanismo: Curanderos y sacerdotes
091 Evolución de la oración
092 Evolución posterior de la religión
093 Maquiventa Melquisedec
094 Las enseñanzas de Melquisedec en Oriente
095 Las enseñanzas de Melquisedec en el Levante
096 Yahvé, el Dios de los hebreos
097 Evolución del concepto de Dios entre los hebreos
098 Las enseñanzas de Melquisedec en Occidente
099 Los problemas sociales de la religión
100 La religión en la experiencia humana
101 Naturaleza real de la religión
102 Fundamentos de la fe religiosa
103 La realidad de la experiencia religiosa
104 Expansión del concepto de la Trinidad
105 Deidad y realidad
106 Los niveles de la realidad del universo
107 Origen y naturaleza de los modeladores del pensamiento
108 Misión y ministerio de los modeladores del pensamiento
109 Relación de los modeladores con las criaturas del universo
110 Relación de los modeladores con el ser humano
111 El modelador y el alma
112 La supervivencia del ser personal
113 Los guardianes seráficos del destino
114 El gobierno planetario seráfico
115 El Ser Supremo
116 El Todopoderoso Supremo
117 El Dios Supremo
118 El Supremo y el Último —el tiempo y el espacio—
119 Los ministerios de gracia de Cristo Miguel

PARTE IV: VIDA Y ENSEÑANZAS DE JESÚS

120 El ministerio de gracia de Miguel en Urantia
121 La época del ministerio de gracia de Miguel
122 Nacimiento e infancia de Jesús
123 Niñez temprana de Jesús
124 Niñez tardía de Jesús
125 Jesús en Jerusalén
126 Los dos años cruciales
127 Sus años adolescentes
128 Edad adulta temprana de Jesús
129 Vida adulta posterior de Jesús
130 De camino a Roma
131 Las religiones del mundo
132 Estancia en Roma
133 Regreso de Roma
134 Los años de transición
135 Juan el Bautista
136 El bautismo y los cuarenta días
137 Tiempo de espera en Galilea
138 Formación de los mensajeros del reino
139 Los doce apóstoles
140 La ordenación de los doce
141 Inicio de la labor pública
142 En la Pascua de Jerusalén
143 A través de Samaria
144 En Gilboa y en la Decápolis
145 Cuatro días memorables en Cafarnaúm
146 El primer viaje de predicación por Galilea
147 Un paréntesis en su labor para visitar Jerusalén
148 Formación de los evangelistas en Betsaida
149 El segundo viaje de predicación
150 El tercer viaje de predicación
151 Estancia y enseñanzas junto al mar
152 Los sucesos que desembocaron en la crisis de Cafarnaúm
153 La crisis de Cafarnaúm
154 Últimos días en Cafarnaúm
155 Huida por el norte de Galilea
156 Estancia en Tiro y Sidón
157 En Cesarea de Filipo
158 El monte de la transfiguración
159 Viaje por la Decápolis
160 Rodán de Alejandría
161 Otras conversaciones con Rodán
162 En la fiesta de los Tabernáculos
163 La ordenación de los setenta en Magadán
164 En la fiesta de la Dedicación
165 Comienza la misión de Perea
166 Última visita al norte de Perea
167 Visita a Filadelfia
168 La resurrección de Lázaro
169 Últimas enseñanzas en Pella
170 El reino de los cielos
171 De camino a Jerusalén
172 Entrada en Jerusalén
173 Lunes en Jerusalén
174 Martes por la mañana en el templo
175 El último discurso en el templo
176 En el monte de los Olivos, a última hora de la tarde del martes
177 Miércoles, día de descanso
178 Último día en el campamento
179 La última cena
180 El discurso de despedida
181 Consejos y advertencias finales
182 En Getsemaní
183 Traición y arresto de Jesús
184 Ante el tribunal del sanedrín
185 El juicio ante Pilato
186 Justo antes de la crucifixión
187 La crucifixión
188 El tiempo en la tumba
189 La resurrección
190 Las apariciones morontiales de Jesús
191 Apariciones a los apóstoles y a otros líderes
192 Apariciones en Galilea
193 Últimas apariciones y ascensión
194 La dádiva del espíritu de la verdad
195 Tras Pentecostés
196 La fe de Jesús

Escrito 40
Los Hijos ascendentes de Dios

40:0.1 (443.1) Como en el caso de muchos de los principales grupos de seres del universo, se han revelado siete clases generales de Hijos ascendentes de Dios:

40:0.2 (443.2) 1. Los mortales fusionados con el Padre.

40:0.3 (443.3) 2. Los mortales fusionados con el Hijo.

40:0.4 (443.4) 3. Los mortales fusionados con el Espíritu.

40:0.5 (443.5) 4. Los serafines evolutivos.

40:0.6 (443.6) 5. Los hijos materiales ascendentes.

40:0.7 (443.7) 6. Los seres intermedios trasladados.

40:0.8 (443.8) 7. Los modeladores personificados.

40:0.9 (443.9) La historia de estos seres, que abarca desde los humildes mortales de origen animal de los mundos evolutivos hasta los modeladores personificados procedentes del Padre Universal, narra el relato glorioso de la dádiva de inagotable amor divino y de misericordiosa condescendencia durante todos los tiempos y en todos los universos de la inmensa creación de las Deidades del Paraíso.

40:0.10 (443.10) Estos escritos comenzaron con la descripción de las Deidades y, grupo tras grupo, la narración ha descendido la escala universal de seres vivos hasta llegar al orden más modesto de vida potencialmente inmortal; ahora se me ha enviado desde Lugar de Salvación —habiendo previamente sido un mortal originario de un mundo evolutivo del espacio— para elaborar y continuar el relato del propósito eterno de los Dioses, en lo que concierne a los órdenes ascendentes de filiación, más particularmente con respecto a las criaturas mortales del tiempo y del espacio.

40:0.11 (443.11) Puesto que la mayor parte de esta narrativa se dedicará al examen de los tres órdenes fundamentales de mortales ascendentes, daremos consideración, en primer lugar, a los órdenes ascendentes de filiación no mortales, esto es, al orden seráfico, al adánico, al de los seres intermedios y al de los modeladores.

1. LOS SERAFINES EVOLUTIVOS

40:1.1 (443.5) Las criaturas mortales de origen animal no son los únicos seres que gozan del privilegio de la filiación; las multitudes angélicas también comparten esa oportunidad suprema de conseguir el Paraíso. Los serafines guardianes, a través de su experiencia y del servicio que realizan para los mortales ascendentes del tiempo, logran igualmente el estatus de filiación como ascendentes. Estos ángeles alcanzan el Paraíso a través de Lugar de Serafines y, muchos de ellos, entran incluso a formar parte del colectivo de finalizadores mortales.

40:1.2 (443.6) Llegar a las excelsas alturas de la filiación con Dios como finalizador es un consumado logro para un ángel, un éxito que trasciende en mucho vuestro propio logro de la supervivencia eterna mediante el plan del Hijo Eterno y la ayuda, siempre presente, del modelador interior; pero, de hecho, los serafines guardianes, y ocasionalmente otros, consiguen llevar a efecto tal ascensión.

2. HIJOS MATERIALES ASCENDENTES

40:2.1 (444.1) Los hijos materiales de Dios se crean en el universo local junto con los melquisedecs y sus colaboradores, todos los cuales se agrupan dentro de los Hijos descendentes. Y, en efecto, los adanes planetarios —los hijos e hijas materiales de los mundos evolutivos— son Hijos que descienden a los mundos habitados desde sus esferas de origen, o sea, desde las capitales de los sistemas locales.

40:2.2 (444.2) Cuando un adán y una eva concluyen su misión planetaria conjunta como mejoradores biológicos con total éxito, llegan a compartir el destino de los habitantes del mundo al que acudieron. Cuando dicho mundo se establece en las etapas avanzadas de luz y vida, se permite a estos fieles hijos e hijas materiales renunciar a todos sus deberes en la administración del planeta, y, una vez liberados de su labor como Hijos descendentes, se les permite inscribirse en los registros del universo local como hijos materiales perfeccionados. Del mismo modo, cuando se demora durante mucho tiempo su destino planetario, los hijos materiales de estatus estacionario —los ciudadanos de los sistemas locales— pueden retirarse de la actividad que realizan en las esferas a las que pertenecen por dicho estatus e, igualmente, inscribirse como hijos materiales perfeccionados. Tras dichos trámites, a estos adanes y evas liberados se les reconoce como Hijos ascendentes de Dios y pueden iniciar de inmediato su largo viaje a Havona y al Paraíso, comenzando en el punto exacto de su actual estatus y con los logros espirituales conseguidos hasta ese momento. Hacen este viaje en compañía de los hijos mortales y de otros Hijos ascendentes, continuando hasta haber hallado a Dios y haber alcanzado el colectivo de finalizadores mortales que eternamente sirve a las Deidades del Paraíso.

3. SERES INTERMEDIOS TRASLADADOS

40:3.1 (444.3) Aunque estén privados de los beneficios inmediatos de las misiones de gracia planetarias de los Hijos descendentes de Dios, aunque el ascenso al Paraíso se demore durante mucho tiempo, poco después de que un planeta evolutivo haya alcanzado las épocas intermedias de luz y vida (si no antes), a los dos grupos de criaturas intermedias se les libera de sus deberes planetarios. A veces, a la mayoría de ellos se les traslada, junto con sus allegados humanos, el día del descenso del templo de luz y elevación del príncipe planetario a la dignidad de soberano del planeta. Una vez que se les exime de su servicio en el planeta, ambos órdenes quedan inscritos en los registros del universo local como Hijos ascendentes de Dios y, de inmediato, comienzan su largo ascenso al Paraíso por las mismas rutas dispuestas para el progreso de las razas mortales de los mundos materiales. El grupo primario está destinado a distintos colectivos de finalizadores, pero, al grupo secundario, o seres intermedios adánicos, se les encauza hacia su participación en el colectivo de los finalizadores mortales.

4. LOS MODELADORES PERSONIFICADOS

40:4.1 (444.4) Cuando los mortales del tiempo no logran la supervivencia eterna de sus almas en colaboración, en el planeta, con los dones espirituales del Padre Universal, dicho malogro no se debe en absoluto al incumplimiento, de parte del modelador, de sus obligaciones, ministerio, servicio o dedicación. En el momento de la muerte del mortal, estos mentores solitarios regresan a Lugar de la Divinidad y, posteriormente, tras haber sido juzgado este ser y no haber sobrevivido, a dichos mentores se les puede reasignar a los mundos del tiempo y del espacio. A veces, después de reiterados servicios de este tipo o consiguiente a alguna experiencia excepcional, como, por ejemplo, la de obrar como modelador interior de un Hijo de gracia encarnado, el Padre Universal otorga a estos eficientes modeladores el ser personal.

40:4.2 (445.1) Los modeladores personificados son seres de un orden singular e incognoscible. Originariamente, eran de estatus prepersonal existencial, pero se convierten en seres experienciales al ser partícipes de la vida y la andadura de los humildes mortales de los mundos materiales. Y, puesto que el ser personal que se otorga a estos experimentados modeladores del pensamiento se origina, y tiene su fuente, en el ministerio personal y continuado del Padre Universal, dador del ser personal experiencial a las criaturas de su creación, estos modeladores personificados entran a formar parte de los Hijos ascendentes de Dios, el de mayor prestancia de todos los otros órdenes de filiación.

5. LOS MORTALES DEL TIEMPO Y DEL ESPACIO

40:5.1 (445.2) Los mortales conforman el último eslabón en la cadena de los seres llamados “hijos de Dios”. La impronta personal del Hijo Primigenio y Eterno se transmite mediante una sucesión de manifestaciones personales, cada vez menos divinas y cada vez más humanas, hasta llegar a un ser con gran parecido a vosotros, a un ser al que podéis ver, oír y tocar. Entonces se os hace espiritualmente conscientes de la gran verdad que vuestra fe puede alcanzar: ¡la filiación con el Dios eterno!

40:5.2 (445.3) Del mismo modo, el Espíritu Primigenio e Infinito, mediante una larga sucesión de órdenes de seres cada vez menos divinos y cada vez más humanos, se acerca más y más a las tenaces criaturas de los mundos hasta alcanzar el límite de su expresión en los ángeles —respecto a los cuales fuisteis creados algo menores— que personalmente os guardan y guían en vuestro viaje en la vida, en vuestra andadura como mortales del tiempo.

40:5.3 (445.4) Dios Padre no desciende, no puede descender así para establecer este contacto personal tan cercano con el número casi ilimitado de criaturas ascendentes del universo de los universos. Pero el Padre no se priva a sí mismo de este contacto personal con sus humildes criaturas y vosotros no estáis carentes de su presencia divina. Aunque Dios Padre no puede estar con vosotros a través de la manifestación directa de su ser personal, él sí está en vosotros y es parte de vosotros en la identidad de los modeladores interiores del pensamiento, los mentores divinos. De este modo, el Padre, siendo quien más alejado está de vosotros en cuanto a su persona y a su espíritu, es quién más se aproxima a vosotros en la vía circulatoria del ser personal y en el contacto espiritual de su comunión interna con las mismas almas de sus hijos e hijas mortales.

40:5.4 (445.5) La identificación con el espíritu constituye la clave de la supraexperiencia personal y es determinante para lograr la meta última: la ascensión espiritual. Y como los modeladores del pensamiento son los únicos espíritus potencialmente factibles de fusionarse e identificarse con el hombre durante su vida en la carne, los mortales del tiempo y del espacio se clasifican principalmente conforme a su relación con estos dones divinos, los mentores misteriosos interiores, de la siguiente manera:

40:5.5 (445.6) 1. Mortales en quienes el modelador reside de forma transitoria o experiencial.

40:5.6 (445.7) 2. Tipos de mortales que no se fusionan con el modelador.

40:5.7 (445.8) 3. Mortales con potencial para fusionarse con el modelador.

40:5.8 (445.9) Primer grupo: mortales en quienes el modelador reside de forma transitoria o experiencial. La denominación de este grupo es temporal en cualquier planeta en evolución; se usa durante las etapas primitivas de todos los mundos habitados, exceptuando aquellos relativos al segundo grupo.

40:5.9 (445.10) Los mortales del grupo primero habitan los mundos del espacio durante las épocas más tempranas de la evolución de la humanidad e incluyen los tipos más primitivos de mentes humanas. En muchos mundos, como Urantia en la época preadánica, hay un gran número de seres primitivos de orden superior y de mayor avance que adquieren capacidad de supervivencia, pero que no consiguen fusionarse con el modelador. Durante eras tras eras, antes de que el hombre pueda ascender a un nivel superior de volición espiritual, los modeladores ocupan la mente de estas esforzadas criaturas durante sus cortas vidas en la carne y, en el momento en el que los modeladores moran en ellas, entran en acción los ángeles guardianes de grupos. Aunque estos mortales no cuenten con guardianes personales, sí tienen custodios grupales.

40:5.10 (446.1) El modelador experiencial permanece con el ser humano primitivo a lo largo de toda su vida en la carne. Los modeladores colaboran sobremanera al avance del hombre primitivo, pero son incapaces de formar uniones eternas con estos mortales. Este ministerio transitorio sirve dos propósitos: primero, los modeladores adquieren una experiencia valiosa y real de la naturaleza y el funcionamiento del intelecto evolutivo, experiencia que resultará inestimable para sus futuros contactos en otros mundos con seres más evolucionados; segundo, la estancia temporal de los modeladores contribuye, significativamente, a la preparación de sus tutorados mortales para su posible y posterior fusión con el Espíritu. Todas las almas buscadoras de Dios de este tipo logran la vida eterna mediante el acogimiento espiritual del espíritu materno del universo local, convirtiéndose así en mortales ascendentes pertenecientes al régimen del universo local. Muchas personas de la Urantia preadánica avanzaron de este modo a los mundos de las moradas de Satania.

40:5.11 (446.1) Los Dioses, que dispusieron que el hombre mortal se elevase hasta niveles superiores de inteligencia espiritual durante prolongadas eras de pruebas y tribulaciones evolutivas, toman nota de su estatus y necesidades en cada etapa de su ascenso, y siempre se muestran divinamente justos y ecuánimes, además de espléndidamente misericordiosos, en el juicio final de estos tenaces mortales que vivieron en esos tempranos días de las razas evolutivas.

40:5.12 (446.2) Segundo grupo: mortales que no se fusionan con el modelador. Se trata de clases de seres humanos de carácter especial que no pueden llevar a efecto la unión eterna con sus modeladores interiores. El hecho de que estén agrupados junto con las razas de uno, dos y tres cerebros no constituye un factor determinante en la fusión con el modelador; todos estos mortales son semejantes, pero este tipo de ser que no se fusiona con el modelador constituye un orden completamente diferente y notablemente modificado de criatura volitiva. Muchos de los seres no respiradores pertenecen a este grupo; también existen otros muchos grupos que no suelen fusionarse con los modeladores.

40:5.13 (446.3) Al igual que el primer grupo, cada uno de los miembros de este grupo disfruta del ministerio del modelador durante su vida en la carne. Durante la vida temporal, estos modeladores hacen por sus tutorados, en los que moran temporalmente, todo lo que se hace en los otros mundos donde los mortales tienen ese potencial de fusión con el modelador. Los mortales de este segundo grupo están frecuentemente habitados por modeladores vírgenes, aunque aquellos tipos humanos de orden superior están a menudo vinculados a mentores hábiles y experimentados.

40:5.14 (446.4) En el plan de ascensión diseñado para el mejoramiento de las criaturas de origen animal, estos seres disfrutan del mismo dedicado servicio de los Hijos de Dios que se hace extensivo al tipo de mortales de Urantia. En los planetas en los que no se da la fusión, la cooperación seráfica con los modeladores está tan plenamente asegurada como en los mundos que tienen esta posibilidad; los guardianes del destino sirven en estas esferas tal como lo hacen en Urantia y obran de forma similar en el momento de la supervivencia del mortal, en el que el alma superviviente se fusiona con el Espíritu.

40:5.15 (446.5) Cuando encontréis a estos tipos de mortales modificados en los mundos de las moradas, no tendréis dificultad alguna para comunicaros con ellos. Allí estos hablan el mismo idioma del sistema, pero usando un método alternativo. Estos seres son idénticos a vuestro orden de criatura en sus manifestaciones espirituales y personales; tan solo difieren en ciertas características físicas y en el hecho de que no pueden fusionarse con los modeladores del pensamiento.

40:5.16 (447.1) Me siento incapaz de explicar la razón por la que este tipo de criatura está impedido de fusionarse con los modeladores del Padre Universal. Algunos de nosotros nos inclinamos a creer que los portadores de vida, en su empeño por desarrollar seres capaces de mantener su existencia en un medio ambiente planetario poco común, han de afrontar la necesidad de hacer modificaciones tan radicales en el plan universal diseñado para las criaturas volitivas inteligentes, que resulta intrínsecamente imposible lograr su unión permanente con los modeladores. Con frecuencia nos preguntamos: ¿Es esto algo deliberado dentro del plan de ascensión o simplemente involuntario? Pero no hemos podido hallar respuesta.

40:5.17 (447.2) Tercer grupo: mortales con potencial para fusionarse con el modelador. Todos los mortales que se fusionan con el Padre tienen un origen animal, al igual que las razas de Urantia. En este grupo se incluyen a tipos de mortales de uno, dos y tres cerebros, factibles potencialmente de fusionarse con el modelador. Los habitantes de Urantia pertenecen al tipo intermedio o de dos cerebros y son, en muchos sentidos, humanamente superiores a los grupos que tienen un cerebro, aunque inequívocamente limitados respecto a los de tres cerebros. El hecho de la dotación de estos tres tipos de cerebros físicos no es un factor determinante en la concesión del modelador, del servicio seráfico ni de ningún otro aspecto del ministerio espiritual. La diferencia espiritual e intelectual entre ellos hace distinguirse a seres que, por otra parte, son bastante semejantes en cuanto a su dotación mental y potencialidad espiritual, diferencia que resulta mayor en la vida temporal, pero que tiende a disminuir en los mundos de las moradas a medida que se recorren uno tras otro. Desde la sede del sistema en adelante, la progresión de estos tres tipos de mortales es la misma y su destino final idéntico: el Paraíso.

40:5.18 (447.3) Grupos sin numerar. No es posible dar cabida en estas narrativas a todas las fascinantes variantes que se dan en los mundos evolutivos. Vosotros sabéis que cada décimo mundo es un planeta decimal o experimental, pero desconocéis las otras variables que marcan la procesión de las esferas evolutivas. Existen diferencias demasiado numerosas para ser narradas tanto incluso entre los mismos órdenes de criaturas revelados como entre los planetas pertenecientes a un mismo grupo, pero en este escrito se señalan las diferencias esenciales en lo que se refiere a la andadura ascendente de las criaturas. Y esta andadura ascendente constituye el factor de mayor importancia en cualquier consideración que aluda a los mortales del tiempo y del espacio.

40:5.19 (447.4) En cuanto a las oportunidades de supervivencia que se abren a los mortales, dejemos claro para siempre: todas las almas, en cualquier etapa de la existencia mortal en la que se encuentren, sobrevivirán, siempre y cuando manifiesten su buena voluntad de cooperar con sus modeladores interiores y muestren su deseo de encontrar a Dios y alcanzar la perfección divina, incluso cuando estos deseos no sean más que los primeros tenues destellos, como se desprende de estas simples palabras: “luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo”.

6. LOS HIJOS DE DIOS POR LA FE

40:6.1 (447.5) Las razas mortales representan el orden más modesto de la creación inteligente y personal. A vosotros, los mortales, se os ama de modo divino, y cada uno de vosotros puede optar por aceptar la experiencia gloriosa que, con toda certeza, os depara el destino, pero, por naturaleza, todavía no sois de orden divino; sois totalmente mortales. Se os considerará como hijos ascendentes en el instante en el que tenga lugar vuestra fusión, pero hasta ese momento en el que el alma del mortal que sobrevive se une finalmente con algún espíritu eterno e inmortal, el estatus de los mortales del tiempo y del espacio es la de hijos de la fe.

40:6.2 (448.1) Constituye un hecho solemne y sublime que criaturas tan humildes y materiales como los seres humanos de Urantia sean hijos de Dios, hijos del Altísimo por la fe. “Mirad, ¡cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios!”. “A todos los que lo recibieron les dio potestad de hacerse hijos de Dios”. Aunque “aún no se ha manifestado lo serás”, incluso ahora “sois hijos de Dios por la fe”; “pues no habéis recibido el espíritu de esclavos para recaer en el temor, sino que habéis recibido el espíritu de la filiación, que os hace exclamar ‘Padre nuestro’”. Dijo el profeta de la antigüedad en nombre del Dios eterno: “Yo les daré lugar en mi casa, y un nombre mejor que el de hijos; yo les daré un nombre perpetuo, que nunca perecerá”. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el espíritu de su Hijo”.

40:6.3 (448.2) Todos los mundos evolutivos habitados por mortales dan cabida a estos hijos de Dios por la fe, hijos de la gracia y de la misericordia, seres humanos que pertenecen a la familia divina y que son por ello llamados “hijos de Dios”. Los mortales de Urantia tienen derecho a considerarse a sí mismos como los hijos de Dios porque:

40:6.4 (448.3) 1. Sois hijos de la promesa espiritual, hijos de la fe; habéis aceptado vuestro estatus de filiación. Creéis en la realidad de esa filiación y vuestra filiación con Dios se vuelve así eternamente real.

40:6.5 (448.4) 2. Un hijo creador de Dios se ha hecho uno de vosotros; él es realmente vuestro hermano mayor; y si en espíritu os volvéis hermanos verdaderos de Cristo, del victorioso Miguel, entonces, en espíritu, también debéis ser hijos de ese Padre que tenéis en común —ciertamente el Padre Universal de todos—.

40:6.6 (448.5) 3. Sois hijos porque el espíritu de uno de los Hijos de Dios se ha derramado sobre vosotros, se ha dado completamente y sin restricción a todas las razas de Urantia. Este espíritu por siempre os atrae hacia el Hijo divino, que es su fuente, y hacia el Padre del Paraíso, que es la fuente de ese Hijo divino.

40:6.7 (448.6) 4. En el ejercicio de su divina libre voluntad, el Padre Universal os ha dado vuestro ser personal creatural. Se os ha dotado de un cierto grado de esa libre voluntad de acción, espontánea y divina, que Dios comparte con todos aquellos que se convierten en sus hijos.

40:6.8 (448.7) 5. Dentro de vosotros mora una fracción del Padre Universal, y estáis por ello directamente emparentados con el Padre divino de todos los Hijos de Dios.

7. LOS MORTALES FUSIONADOS CON EL PADRE

40:7.1 (448.8) El envío de los modeladores, su morada en el ser humano, es verdaderamente uno de los inescrutables misterios de Dios Padre. Estas fracciones de la naturaleza divina del Padre Universal llevan consigo el potencial de la inmortalidad de las criaturas. Los modeladores son espíritus inmortales y la unión con ellos confiere vida eterna al alma del mortal que ha experimentado esa fusión.

40:7.2 (448.9) Vuestras propias razas de mortales supervivientes pertenecen a este grupo de hijos ascendentes de Dios. Ahora sois hijos planetarios, criaturas evolutivas derivadas de las implantaciones de los portadores de vida y modificadas por la infusión de la vida adánica; apenas sois todavía hijos ascendentes, pero sois realmente hijos con potencial de ascensión —incluso hasta las más elevadas alturas de la gloria y de la consecución de la divinidad— y podéis alcanzar este estatus espiritual de filiación mediante la fe y mediante vuestra voluntariosa cooperación con la acción espiritualizadora del modelador interior. Cuando vosotros y vuestro modelador os fusionéis finalmente y para siempre, cuando los dos seáis uno solo, al igual que en Cristo Miguel el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre lo son, entonces os habréis verdaderamente convertidos en hijos ascendentes de Dios.

40:7.3 (449.1) No forma parte de mi cometido ofrecer detalles sobre la andadura del modelador interior respecto a su ministerio en un planeta de prueba y evolutivo; el desarrollo de esta gran verdad abarca toda vuestra andadura propia. Hago mención de ciertas tareas de los modeladores con el fin de haceros una exposición completa de los mortales fusionados con el modelador. Estas fracciones interiores que proceden de Dios están con vuestro orden de seres desde los primeros días de vuestra existencia física, os acompañan en vuestro camino ascendente a Nebadón y Orvontón y, atravesando Havona, continúan con vosotros hasta el mismo Paraíso. A partir de ahí, en la aventura eterna, este mismo modelador se hará, y formará, uno solo con vosotros.

40:7.4 (449.2) Estos son los mortales a quienes el Padre Universal ordenó: “Sed vosotros perfectos, como yo soy perfecto”. El Padre se ha dado a sí mismo de gracia, ha puesto su propio espíritu en vosotros; por ello, requiere de vosotros suma perfección. No es el objeto de mi misión narrar el fascinante relato del ascenso de los mortales desde sus esferas del tiempo hasta las regiones divinas de la eternidad; es el hombre mortal quien debe abordar el análisis supremo de esta aventura sublime.

40:7.5 (449.3) Fusionarse con el modelador, con una fracción del Padre Universal, equivale a la confirmación divina de que se llegará a alcanzar el Paraíso, y todos los mortales que así lo hacen constituyen la única clase de seres humanos que recorrerá las vías circulatorias de Havona y encontrará a Dios en el Paraíso. Para los mortales fusionados con el modelador se abre un amplio camino de servicio universal. ¡Qué destino de tanta dignidad y tan gloriosa conquista aguarda a cada uno de vosotros! ¿Os dais verdadera cuenta de todo lo que se ha hecho por vosotros? ¿Comprendéis la grandeza y las alturas de esa meta eterna que se extiende ante vosotros? ¿Lo percibís vosotros que ahora camináis penosamente por los humildes senderos de la vida de ese llamado “valle de lágrimas”?

8. LOS MORTALES FUSIONADOS CON EL HIJO

40:8.1 (449.4) Aunque prácticamente todos los mortales supervivientes se fusionan con su modelador en uno de los mundos de las moradas o nada más llegar a las esferas morontiales superiores, existen ciertos casos en los que la fusión se demora; se trata de algunos seres que no experimentan esta certeza irrefutable de lograr la supervivencia hasta que alcanzan los últimos mundos educativos de la sede del universo; y algunos de esos mortales que aspiran a una vida sin fin fracasan rotundamente y no logran la fusión de su identidad con sus fieles modeladores.

40:8.2 (449.5) Los poderes judiciales consideran a tales mortales merecedores de la supervivencia, e incluso sus modeladores, al regresar a Lugar de la Divinidad, dan su conformidad a su ascensión a los mundos de las moradas. Estos seres han ascendido a través del sistema, de la constelación y de los mundos educativos de la vía circulatoria de Lugar de Salvación, y han disfrutado de las “setenta veces siete” oportunidades para lograr su fusión, pero, aun así, se han mostrado incapaces de conseguir unicidad con sus modeladores.

40:8.3 (449.6) Cuando resulta evidente que existe algún problema de sincronía que impide la fusión con el Padre, se convoca a los árbitros del hijo creador de las causas de supervivencia. Y, cuando este tribunal de instrucción, autorizado por un representante personal de los ancianos de días, resuelve por último que el mortal ascendente no es culpable de causa alguna reconocible que pudiera interferir en su fusión, lo certifica así en los registros del universo local y trasmite debidamente sus conclusiones a los ancianos de días. Acto seguido, el modelador interior retorna de inmediato a Lugar de la Divinidad para recibir la confirmación de parte de los mentores personificados y, tras esta despedida, el mortal morontial se fusiona de inmediato con un don individualizado del espíritu del hijo creador.

40:8.4 (450.1) De la misma manera que las esferas morontiales se comparten con los mortales fusionados con el Espíritu, las criaturas fusionadas con el Hijo comparten el servicio que se desempeña en Orvontón con sus hermanos fusionados con el modelador, los cuales viajan hacia el interior, hacia la remota Isla del Paraíso. Son en verdad vuestros hermanos, y tendréis el gran placer de su compañía cuando paséis por los mundos de formación del suprauniverso.

40:8.5 (450.2) Los mortales fusionados con el Hijo no son un grupo numeroso; hay menos de un millón de ellos en el suprauniverso de Orvontón. Si dejamos al margen el hecho de la residencia en el Paraíso, son, a todos los efectos, iguales a sus compañeros fusionados con el modelador. Viajan con frecuencia al Paraíso en misiones relacionadas con el suprauniverso, pero es raro que residan allí de forma permanente al estar, como clase, limitados al suprauniverso en el que nacieron.

9. LOS MORTALES FUSIONADOS CON EL ESPÍRITU

40:9.1 (450.3) Los mortales ascendentes fusionados con el Espíritu no son seres personales de la Tercera Fuente; se les incluye en la vía circulatoria del ser personal del Padre, aunque se han fusionado con individualizaciones del espíritu premente de la Tercera Fuente y Centro. La fusión con el Espíritu nunca sucede durante el transcurso de la vida física, sino que tiene lugar solamente en el momento en el que el mortal despierta a la existencia morontial en los mundos de las moradas. En el acontecimiento de la fusión no hay superposición; la criatura de voluntad se fusiona con el Espíritu, con el Hijo o con el Padre. Aquellos que se fusionan con el modelador, esto es, con el Padre, no lo hacen ni con el Espíritu ni con el Hijo.

40:9.2 (450.4) El hecho de que estas criaturas mortales no puedan aspirar a fusionarse con el modelador no impide que este habite en ellos durante sus vidas en la carne. Los modeladores verdaderamente obran en sus mentes durante el transcurso de sus vidas materiales pero no se vuelven eternamente uno con las almas de sus pupilos. Durante esta estancia de carácter temporal, los modeladores crean el mismo equivalente espiritual de la naturaleza mortal —el alma— que crean en aquellos aspirantes a fusionarse con el modelador. Hasta el momento de la muerte de estos, la labor de los modeladores es en todo semejante a la que realizan en vuestras propias razas, si bien, tras la disolución material, los modeladores se despiden eternamente de estos seres que sí pueden optar a fusionarse con el Espíritu y, dirigiéndose directamente a Lugar de la Divinidad, la sede de todos los mentores divinos, aguardan allí los nuevos destinos pertinentes a su orden.

40:9.3 (450.5) Cuando estos supervivientes dormidos retoman su ser personal en los mundos de las moradas, el lugar de los modeladores que han partido lo ocupa una individualización del espíritu de la benefactora divina, la representante del Espíritu Infinito en el universo local correspondiente. Esta infusión del espíritu hace, a estas criaturas, supervivientes mortales fusionados con el Espíritu. Dichos seres son, en todos los aspectos, vuestros iguales en mente y espíritu; y son, de hecho, contemporáneos vuestros, al compartir las esferas de morada y las morontiales con vuestro orden de seres aspirantes a fusionarse con el modelador y con aquellos que se fusionarán con el Hijo.

40:9.4 (450.6) Hay, sin embargo, un aspecto en el que los mortales fusionados con el Espíritu difieren de sus hermanos ascendentes: la memoria que estos últimos poseen de sus vivencias humanas, en sus mundos materiales de origen, sobrevive a la muerte en la carne porque el modelador interior ha adquirido un equivalente espiritual, o transcripción, de aquellos acontecimientos de la vida humana espiritualmente significativos. Si bien, los mortales fusionados con el Espíritu no tienen la posibilidad de que su memoria humana pueda perdurar. El modelador realiza una transcripción íntegra y fidedigna de la memoria, que llega a formar parte de sus propias vivencias y, por ello, al partir, ya no se encuentran disponibles para las criaturas en las que habitaron previamente; así pues, estas criaturas despiertan a la resurrección en las esferas morontiales de Nebadón como si fueran seres recién creados, sin conciencia de una existencia anterior.

40:9.5 (451.1) A estos hijos del universo local se les permite recobrar una gran parte de su memoria humana anterior haciendo que los serafines y los querubines se la relaten y consultando los archivos relativos a su andadura terrenal fichados por los ángeles archivistas. Pueden hacer esto con todas las garantías, porque el alma que sobrevive, que se origina experiencialmente durante la vida material y mortal, aunque no tenga memoria de los acontecimientos por los que los mortales han pasado, sí posee capacidad de reaccionar ante el reconocimiento vivencial de los vestigios de esos sucesos no recordados de sus experiencias previas.

40:9.6 (451.2) Efectivamente, cuando a un mortal fusionado con el Espíritu se le hace el relato de esos sucesos de sus experiencias anteriores no recordadas, se produce, de inmediato, en el alma (identidad) de dicho superviviente, tal reacción al reconocer estas vivencias que, instantáneamente, imprime al suceso narrado un matiz emocional de la realidad y una calidad intelectual factual, y esta doble respuesta constituye la reconstrucción, el reconocimiento y la validación de la faceta no recordada de su experiencia como mortal.

40:9.7 (451.3) Incluso para los aspirantes a fusionarse con el modelador, solo aquellas experiencias humanas que tuvieron valor espiritual son un bien común del mortal superviviente y del modelador retornado, de ahí que se recuerden inmediatamente tras sobrevivir a la muerte. En cuanto a aquellos sucesos que no tuvieron tal significación espiritual, hasta estos mismos aspirantes deben depender de los atributos de reacción-reconocimiento del alma que sobrevive. Y, puesto que cualquier suceso puede tener una connotación espiritual para algún mortal pero puede no tenerlo para otro, se posibilita a grupos de seres humanos contemporáneos y del mismo planeta compartir su bagaje de los sucesos recordados por el modelador y reconstruir, de este modo, cualquier experiencia que tuvieran en común y que fuese de algún valor espiritual en la vida de cualquiera de ellos.

40:9.8 (451.4) Aunque entendemos bastante bien ese método de reconstrucción de la memoria, no comprendemos el modo de reconocimiento que se establece entre los seres personales. Los seres personales que alguna vez estuvieron relacionados responden mutuamente con total independencia del funcionamiento de la memoria, aunque la memoria misma y su método de reconstrucción sean necesarios para dotar a esta respuesta mutua de los seres personales de un pleno reconocimiento.

40:9.9 (451.5) Un superviviente que se ha fusionado con el Espíritu puede también aprender mucho sobre la vida que vivió en la carne en caso de que, con posterioridad a la dispensación planetaria que le correspondió vivir, retorna al mundo en el que nació. Estos hijos pueden aprovechar esta oportunidad para hacer indagaciones sobre su andadura humana ya que están generalmente limitados a prestar sus servicios en el universo local. No participan de vuestro sublime destino en el colectivo final del Paraíso; solo los mortales fusionados con el modelador o algunos otros seres ascendentes acogidos de alguna manera especial entran a formar parte de aquellos que aguardan la eterna aventura de la Deidad. Los mortales fusionados con el Espíritu son ciudadanos permanentes de los universos locales; pueden aspirar a tener el Paraíso como destino, pero no pueden tener la seguridad de lograrlo. Dentro de Nebadón, tienen su hogar en el octavo grupo de mundos que circundan Lugar de Salvación, un destino-cielo cuya naturaleza y situación son muy parecidas al que se describen en las tradiciones planetarias de Urantia.

10. EL DESTINO DE LOS ASCENDENTES

40:10.1 (452.1) El ámbito de acción de los mortales fusionados con el Espíritu está, en términos generales, delimitado al universo local; el de los supervivientes fusionados con el Hijo lo está al suprauniverso; los mortales fusionados con un modelador están destinados a penetrar el universo de los universos. Los espíritus que se fusionan con los mortales siempre ascienden a su nivel de origen; estas entidades espirituales infaliblemente retornan a la esfera de su fuente primordial.

40:10.2 (452.2) Los mortales fusionados con el Espíritu pertenecen al universo local; por lo común, no ascienden más allá de los confines de su universo nativo, más allá del acotamiento espacial propio del espíritu del que están infundidos. Asimismo, los seres ascendentes fusionados con el Hijo se elevan hacia la fuente de su dote espiritual, porque al igual que el espíritu de la verdad de un hijo creador converge en su colaboradora, la benefactora divina, así su “espíritu de fusión” se lleva a cabo por medio de los espíritus reflectores de los universos superiores. Esta relación espiritual entre los niveles locales y los niveles del suprauniverso del Dios Séptuplo puede ser difícil de explicar pero no de percibir, porque se revela inequívocamente en aquellos hijos de los espíritus reflectores —las voces secoráficas de los hijos creadores—. El modelador del pensamiento, que proviene del Padre del Paraíso, no se detiene jamás hasta que el hijo mortal está ante el Dios eterno.

40:10.3 (452.3) La misteriosa variable existente en el método de mutua vinculación por el que un ser mortal no logra o no puede fusionarse eternamente con el modelador del pensamiento interior parece ser resultado de algún defecto en el esquema diseñado para la ascensión; en apariencia, la fusión con el Hijo y con el Espíritu parecería deberse a la compensación de fallos inexplicados en algún aspecto específico del plan destinado a la consecución del Paraíso; pero todas estas conclusiones son erróneas; se nos enseña que todos estos acontecimientos se producen en obediencia a las leyes establecidas por los gobernantes supremos del universo.

40:10.4 (452.4) Hemos analizado esta cuestión y hemos llegado a la inequívoca conclusión de que enviar a todos los mortales a su destino último en el Paraíso sería injusto para los universos espacio temporales, puesto que la administración de los hijos creadores y de los ancianos de días dependería totalmente del servicio de aquellos que estuvieran en tránsito hacia dominios espaciales superiores. Parece muy conveniente que cada uno de los gobiernos de los universos locales y de los suprauniversos disponga de un grupo estable de ciudadanos ascendentes; que el funcionamiento de sus administraciones se enriquezca con la labor de ciertos grupos de mortales glorificados de estatus permanente, complementarios evolutivos de los abandontes y de los susatias. Es muy evidente que el plan actual de ascensión efectivamente facilita que las administraciones del tiempo y del espacio dispongan de esos grupos de criaturas ascendentes; y muchas veces nos hemos preguntado: ¿Es todo esto algo ya previsto en los juiciosos planes de los arquitectos del universo matriz diseñados para proporcionar a los hijos creadores y a los ancianos de días una población permanente de ascendentes, con órdenes evolucionados de ciudadanía que se harán cada vez más competentes para dar un impulso a los asuntos de estos mundos en las eras venideras del universo?

40:10.5 (452.5) El hecho de que el destino de los mortales varíe como lo hace no prueba de modo alguno que cualquiera de ellos sea necesariamente superior o inferior al otro, sino simplemente que difieren. Es verdad que los seres ascendentes fusionados con el modelador siguen una trayectoria magnífica y gloriosa como finalizadores que se extiende ante ellos en el futuro eterno, pero esto no significa que se les privilegie por encima de sus hermanos ascendentes. No existe favoritismo, nada que sea arbitrario, en el funcionamiento selectivo del plan divino previsto para la supervivencia de los mortales.

40:10.6 (453.1) Si bien, los finalizadores que se han fusionado con el modelador disfrutan claramente de más amplias posibilidades de servicio respecto a los demás ascendentes; el haber conseguido esta meta los deja, de forma inevitable, sin la posibilidad de poder participar en la lucha de los siglos de cualquier universo o suprauniverso, desde las épocas más primitivas y menos estables hasta las épocas posteriores y estables en las que se ha alcanzado un grado relativo de perfección. Los finalizadores adquieren una magnífica e inmensa experiencia durante el servicio temporal prestado en los siete segmentos del gran universo, pero, por lo común, no obtienen el conocimiento profundo de los universos que, incluso en este momento, caracteriza a los veteranos ascendentes, fusionados con el Espíritu, que pertenecen al colectivo de la consumación de Nebadón. Estos seres tienen la oportunidad de ser testigos de la procesión ascendente de las eras planetarias, a medida que estas se ponen de manifiesto una a una en diez millones de mundos habitados. Y, en el fiel servicio de estos ciudadanos del universo local, la experiencia adquirida se superpone a las experiencias anteriores hasta que la plenitud de los tiempos hace madurar esa elevada calidad de sabiduría que se engendra a partir de la experiencia consolidada —sabiduría válida— y esto es, en sí mismo, un factor vital en la estabilización de cualquier universo local.

40:10.7 (453.2) Como es con quienes se fusionan con el Espíritu, así es con los mortales fusionados con el Hijo que han logrado su estatus de residentes en Uversa. Algunos de estos seres proceden de las épocas más tempranas de Orvontón y representan un colectivo que acumula lentamente una sabiduría y percepción cada vez más profundas, lo que contribuye al constante engrandecimiento de su servicio a favor del bien y del establecimiento futuro del séptimo suprauniverso.

40:10.8 (453.3) No sabemos cuál será el destino último de estos órdenes de ciudadanos estacionarios del universo local y del suprauniverso, pero es muy posible que, cuando los finalizadores del Paraíso estén explorando las fronteras en expansión de lo divino en los sistemas planetarios del primer nivel del espacio exterior, sus hermanos fusionados con el Hijo y con el Espíritu, con los que comparten la lucha evolutiva ascendente, contribuirán, de manera satisfactoria, al mantenimiento del equilibrio experiencial de los suprauniversos perfeccionados, mientras se preparan para recibir a una oleada entrante de peregrinos en dirección al Paraíso que, en ese remoto día, pueda acudir a raudales a Orvontón y a sus creaciones hermanas, como si se tratase de una marea inmensa de búsqueda espiritual, desde estas galaxias actualmente inexploradas y deshabitadas del espacio exterior.

40:10.9 (453.4) Aunque la mayoría de los que se fusionan con el Espíritu prestan un servicio permanente como ciudadanos de los universos locales, no todos lo hacen. Si en alguna etapa de su ministerio en el universo se requiriese su presencia personal en el suprauniverso, se efectuarían entonces, en estos ciudadanos, transformaciones de su ser que les permitirían ascender a ese universo superior; y a la llegada de los guardianes celestiales con la orden de presentar a estos mortales fusionados con el Espíritu ante la sede de la administración de los ancianos de días, ascenderían así para no regresar jamás. Se convierten en pupilos del suprauniverso, sirviendo como asistentes de los guardianes celestiales de forma permanente, salvo aquellos pocos a los que se les llama al servicio del Paraíso y de Havona.

40:10.10 (453.5) Como sus hermanos fusionados con el Espíritu, aquellos que se fusionan con el Hijo no pasan por Havona ni logran el Paraíso, a menos que sufran ciertas transformaciones. Por una buena y justificada razón, estas modificaciones se han efectuado en algunos supervivientes fusionados con el Hijo y se les puede encontrar ocasionalmente en las siete vías circulatorias del universo central. Así es como cierto número de mortales fusionados con el Hijo o con el Espíritu efectivamente ascienden al Paraíso, alcanzan de hecho una meta equivalente, en muchos sentidos, a la que aguarda a los mortales fusionados con el Padre.

40:10.11 (453.6) Los mortales fusionados con el Padre son finalizadores potenciales; su destino es el Padre Universal y, en efecto, logran llegar hasta él; si bien, dentro del ámbito de la presente era del universo, los finalizadores como tales, aún tienen una meta por alcanzar. Continúan siendo criaturas inconclusas en cuanto a su destino —son espíritus de la sexta etapa— y, por consiguiente, sin la capacidad para obrar en los dominios evolutivos precedentes al estatus de luz y vida.

40:10.12 (454.1) Cuando la Trinidad acoge a un finalizador mortal —se convierte en un hijo trinitizado, como, por ejemplo, en un mensajero poderoso—, entonces ese finalizador habrá alcanzado su destino, al menos en cuanto a la presente era del universo. Los mensajeros poderosos y sus similares quizás no sean, en un sentido preciso, espíritus de la séptima etapa, pero, entre otras cosas, el acogimiento de la Trinidad los dota de todo lo que un finalizador alguna vez logrará como espíritu de la séptima etapa. Tras ser trinitizados, los mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo pasan por la experiencia del Paraíso con los ascendentes fusionados con el modelador y, en lo que se refiere a todos los asuntos de la administración del universo, son idénticos. Estos hijos trinitizados de selección o de logro son, al menos de momento, criaturas conclusas, en contraste con los finalizadores, que son en la actualidad criaturas inconclusas.

40:10.13 (454.2) Así pues, en última instancia, no sería del todo apropiado utilizar las palabras “más grande” o “menor” para diferenciar los destinos de los distintos órdenes ascendentes de filiación. Cada uno de los hijos de Dios comparte la paternidad de Dios, y Dios ama a cada una de sus criaturas de la misma manera; no hace diferencia de los destinos de los ascendentes, al igual que no lo hace de las criaturas que logran tales destinos. El Padre ama a cada uno de sus hijos, y ese afecto no es sino verdadero, sagrado, divino, ilimitado, eterno y único —un amor dado de gracia a este hijo y a ese hijo, de forma individual, personal y exclusiva—. Y un amor así eclipsa por completo todo lo demás. La filiación es la relación suprema de la criatura con su Creador.

40:10.14 (454.3) Como mortales, podéis ahora determinar vuestro lugar en la familia de la filiación divina y empezar a sentiros en la responsabilidad de ser beneficiarios de las oportunidades que tan abundantemente os proporciona el plan del Paraíso destinado a la supervivencia de los mortales, plan que se ha visto sumamente realzado e iluminado gracias a la experiencia de vida de un Hijo de gracia. Se os han facilitado todos los medios y capacidades para garantizaros la consecución de vuestra última meta: el Paraíso y la perfección divina.

 

40:10.15 (454.4) [Exposición de un mensajero poderoso temporalmente asignado a los asistentes personales de Gabriel de Lugar de Salvación.]

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